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Hace 61 años se produjo un hecho clave para el continente africano: la creación de la Organización para la Unidad Africana (OUA). Un total de 32 países se reunieron en la capital de Etiopía, Addis Abeba, para la creación de esta organización internacional que, en el año 2002, se convirtió en la actual Unión Africana (UA). Sus principales objetivos son: “Un África integrada, próspera y pacífica, impulsada por sus propios ciudadanos y que represente una fuerza dinámica en el ámbito global”.
África es el segundo continente más grande y poblado del mundo en la actualidad. De hecho, se espera que para el año 2050 la población se aproxime a los 2.500 millones de habitantes, un 25% de la población mundial. Además, se estima que para este mismo año 2050 el 40% de la población mundial infantil nacerá y vivirá en África. Este continente es uno de los más diversos con más de 3.000 grupos étnicos y 2.000 lenguas distintas y una enorme variedad climática, desde la sequedad del desierto del Sáhara hasta el paraíso verde y húmedo de las selvas del Congo.
Los retos del siglo XXI en el continente africano.
Aún en pleno siglo XXI, África continúa teniendo una gran cantidad de desafíos que superar. Según la ONU, en primer lugar, tendríamos el Cambio Climático ya que, al ser el continente con menor IDH (Índice de Desarrollo Humano), sería el que peor podría hacer frente y adaptarse a estos cambios. El aumento de las temperaturas, los cambios en los modelos de las precipitaciones o el aumento de la frecuencia de los fenómenos climáticos externos, son solo algunos de los problemas generados por este proceso. Otro de los desafíos, muy vinculado al anterior, es el hambre y la distribución. Según los informes de varias organizaciones internacionales, África no sería capaz de cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 de Hambre Cero. Su profunda vinculación con otros desafíos, como el cambio climático o los conflictos, que alrededor del 20% de la población del continente se encuentre subalimentadas.
La atención sanitaria sería otro de los retos a los que se enfrenta el continente africano. La falta de acceso a este derecho básico se da, sobre todo, en las zonas rurales donde las comunidades se encuentran más aisladas y, por tanto, los recursos llegan con muchísima más dificultad. Además, existe una importante carencia de personal sanitario formado, lo que dificulta la prestación de un buen servicio. Todo ello provoca que de forma recurrente se produzca un aumento sustancial de casos de enfermedades como el VIH/SIDA, la malaria o la tuberculosis.
Por último, nos encontramos con la seguridad, otro de los problemas endémicos del continente. Las complejas relaciones, tanto internas como externas, de los diferentes países africanos provocan continuos enfrentamientos entre diferentes facciones, organizaciones, etc. Esto dificultad de forma clara la solución del resto de desafíos e incrementa el sufrimiento de la población y, sobre todo, de las personas más vulnerables.
La Agenda 2063, una llamada a la esperanza para llegar al “África que queremos”.
Ante esta complicada situación, la Unión Africana estableció en 2013 la Agenda 2063, una línea estratégica que pretende transformar el continente mediante la consecución de avances en seguridad, autosuficiencia y sostenibilidad. A través de sus 20 objetivos, se pretende conseguir un África sostenible, inclusiva, unida, autosuficiente y de participación ciudadana activa. A través de programas de implementación cada 10 años se pretende conseguir que el continente se convierta para el año 2023 en una potencia mundial. La Agenda 2063 y la posterior Agenda 2030 buscan orientar el rumbo de desarrollo hacia un desarrollo sostenible. Uno de los pilares para conseguirlo reside en el apoyo de la cooperación internacional. Solo con ayuda, en diferentes ámbitos, de otros países, organizaciones y ONGD será posible que este continente llegue a convertirse en lugar “vivible”.