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COVIDE-AMVE de Sevilla realizó en el Templo San Vicente de Paúl de los misioneros Paúles, el día 24 de Septiembre, con motivo del Tiempo de la Creación y vísperas de la fiesta de san Vicente de Paúl, una conferencia titulada «Laudato sí y San Vicente de Paúl, el sacramento del pobre», impartida por el P. Manuel Botet Caridad cm.
Como vicencianos vemos importante el cuidado de la Creación pues de esta manera damos hospitalidad al pobre de todos los países. Asumimos el desafío urgente que nos plantea Laudato sí de unir a toda la familia humana, pues: «El Creador no nos abandona, nunca dio marcha atrás en su proyecto de amor, no se arrepiente de habernos creado. La humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común». (LS 13). No se arrepiente de haber creado a quien está sumido en la miseria a causa de los desastres naturales por el cambio climático.
En la conferencia se ofrecieron estas convicciones espirituales, puntos de fuerza para nuestro compromiso:
- Somos concebidos en el corazón de Dios, por tanto, vivir todas sus consecuencias: «Quienes se empeñan en la defensa de la dignidad de las personas pueden encontrar en la fe cristiana los argumentos más profundos para ese compromiso:…El Creador puede decir a cada uno de nosotros: ‘Antes que te formaras en el seno de tu madre, yo te conocía’ (Jr, 1.5). Fuimos concebidos en el corazón de Dios, y por eso ‘cada uno de nosotros es el fruto de un pensamiento de Dios, cada uno de nosotros es querido, cada uno es amado, cada uno es necesario (Benedicto XVI)» (LS 65). «Entonces, cada criatura es objeto de la ternura del Padre, que le da un lugar en el mundo. Hasta la vida más efímero del ser más insignificante es objeto de su amor y, en esos pocos segundos de existencia, él lo rodea con su cariño» (LS 77)
- Empezar a contemplar y a escuchar: «La contemplación de lo Creado nos permite descubrir a través de cada cosa alguna enseñanza que Dios nos quiere transmitir. Quien ha crecido entre los montes, o quien de niño se sentaba junto al arroyo a beber, o quien jugaba en una plaza de su barrio, cuando vuelve a esos lugares, se siente llamado a recuperar su propia identidad» (LS 84). San Vicente también lee la naturaleza como lenguaje del amor de Dios: «Salvador mío, haz que no estemos apegados a nada, lo mismo que una bestia de carga, que le da lo mismo llevar una carga que otra, pertenecer a un amo rico o a un amo pobre…» (XI, 532). O como en esta ocasión: «Además está la confianza en la Providencia…No tenemos que hacer otra cosa más que confiarnos a su dirección, tal como hace un niño en brazos de su nodriza. Si ella pone al niño en su brazo derecho, a éste le parece bien; se se lo pone en el izquierdo, se queda contento; con tal que le dé de mamar, se quedará satisfecho» (Conf. a las Hijas de la Caridad, 2008)
- Todo está conectado (LS 91): Todas las criaturas dependen unas de otras, para complementarse y servirse mutuamente (CIC 340). Nos unimos a los demás con un corazón vicenciano que se llena de caridad y justicia. Sería una incoherencia luchar por alguna causa de los animales y permanecer «completamente indiferente ante la trata de personas, desentenderse de los pobres o empeñarse en destruir a otro ser humano que le desagrada. San Vicente de Paúl entiende esta conexión como Misión universal por los vínculos de la fraternidad universal: «si tenemos la vocación de ir a encender este fuego divino por toda la tierra, si esto es así, ¡cuánto he de arder yo mismo con este fuego divino! ¡Cómo he de inflamarme a amar a aquellos con quienes vivo! (XI, 130)
Estas claves de espiritualidad ecológica nos hacen entender con más profundidad la identificación de Jesucristo con el pobre. El sacramento del pobre es la presencia de Cristo que se manifiesta incluso en la pobreza que no entendemos todavía o en el empobrecimiento que sobrevendrá a las generaciones futuras por nuestra injusticia ecológica.
Desde nuestra conversión ecológica como vicencianos, podremos aceptar el don que el Creador nos ha dado para tener amistad con los empobrecidos, para que vivamos una fraternidad con ellos que nos toque también su medio ambiente, sus relaciones de proximidad, su cultura y su forma de cuidar la Tierra. No sólo los trataremos como personas empobrecidas que a la fuerza tienen que superar sus problemas para una supuesta integración a nuestro mundo, a menudo muy responsable de haber degradado la Tierra. Se trata de una visión comunitaria, fraternal.
Tendremos entonces un espíritu más misionero como vicencianos por entrar todos en la experiencia de la salvación comunitaria, como nos comparte el papa Francisco: «quiero insistir en que el amor puede más. Muchas personas en estas condiciones son capaces de tejer lazos de pertenencia y de convivencia que convierten el hacinamiento en una experiencia comunitaria donde se rompen las partes del yo y se superan las barreras del egoísmo. Esta experiencia de salvación comunitaria es lo que suele provocar reacciones creativas para mejorar un edificio o barrio» (LS 149). Los empobrecidos, los pueblos en desarrollo, nos introducen en la experiencia de la salvación comunitaria. Es cuando decimos que nos aportan más ellos de lo que podemos ofrecer.
Después de la conferencia se realizó la recogida de firmas de la campaña www.thecatholicpetition.org que llevará el papa Francisco a los gobiernos participante en la COP 26 de la ONU donde se trabajarán las medidas a tomar para controlar el cambio climático, solicitando que se actúe eficazmente para controlar el calentamiento de la tierra no más de 1,5 ºC
Te invitamos ha que firmes dicha petición.