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Como cada 5 de junio se celebra alrededor del mundo el Día Mundial del Medio Ambiente, una fecha clave para reflexionar los desafíos ambientales actuales y como hacerles frente en las sociedades del siglo XXI. Este año, la Organización de las Naciones Unidas, ha centrado el día en el grave problema de la desertificación, que no solo afecta a países del norte global sino que, de forma mucho más grave, a los del sur. Bajo el lema, «Nuestras tierras. Nuestro futuro. Somos la #GeneraciónRestauración», la ONU busca concienciar de la importancia de cuidar de nuestro medio ambiente y restituirlo para que las generaciones futuras puedan disfrutar y vivir de nuestra casa común. Además, este año es el 30ª aniversario de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, un tratado fundamental para la lucha contra este fenómeno. Su principal objetivo es luchar contra los efectos de este fenómeno en los países que lo sufren de forma grave, especialmente en África, mediante la opción de medidas para paliar o mitigar sus efectos.
¿QUÉ ES LA DESERTIFICACIÓN?
La desertificación es el proceso el que la vegetación de determinas zonas disminuye de forma acusada debido a causas naturales que se agravan por el efecto del cambio climático y las actividades humanas (agricultura intensiva, el pastoreo excesivo, la deforestación o una mala gestión del agua). Estas zonas, que no presentan características propias de zonas desérticas, acaban adquiriéndolas. Este proceso afecta gravemente a las zonas fértiles, así como a la biodiversidad, el clima y a la vida de las personas que dependen de estos.
LA IMPORTANCIA DE LA CONVENCIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS DE LUCHA CONTRA LA DESERTIFICACIÓN.
Desde que se produjo su aprobación en 1994, la CNULD ha trabajado de forma constante para abordar los problemas de la desertificación y frenar o mitigar sus efectos. Un total de 197 países firmaron el convenio y llevan desde entonces trabajando buscando restaurar la productividad de la tierra y el suelo, que permitan mitigar los efectos de las sequías en las tierras más secas. Algunas de las acciones que se plantean son: regeneración y reforestación de las zonas afectadas, mejora de la gestión del agua o enriquecimiento de los suelos.
ÁFRICA Y LA DESERTIFICACIÓN.
El continente africano es uno de los más afectados por este problema. En importantes zonas del continente, existen tierras áridas y semiáridas que amenazan las pocas tierras fértiles de la zona, poniendo en peligro el desarrollo y supervivencia de las comunidades que dependen de ellas. Las poblaciones no tienen más remedio que abandonar estas zonas ante la amenaza para la seguridad alimentaria que esto supone.
Según ACNUR, durante los últimos 50 años se ha ido creando alrededor del sur del desierto del Sáhara, un área de unos 638 mil kilómetros cuadrados que sea convertido en desierto. Lo que, como hemos visto, solo puede repercutir en el aumento de la pobreza, la desnutrición en niños y adultos… Otra zona que se ha visto profundamente afectada ha sido el llamado Cuerno de África que ha sufrido una de las mayores sequias de últimos 40 años. Además, tras este largo periodo se ha producido el proceso contrario: las inundaciones. Por lo que los procesos de desertificación que sufre la zona se ven profundamente aumentados.
COOPERACIÓN AL DESARROLLO: ELEMENTO CLAVE PARA LA LUCHA.
Sin duda, la cooperación juega un papel crucial para enfrentarnos a esta problemática medio ambiental. Las ONGD trabajan junto con las comunidades locales de las zonas afectadas para que sean capaces de implementar prácticas agrícolas sostenibles, reforestar las zonas cercanas a sus hogares o mejorar los sistemas de gestión de agua comunitarios. Solo a través de la colaboración entre los diferentes países, afectados en mayor o menor medida, podemos conseguir solucionar un problema que nos afecta a todos. Nosotros también podemos ayudar a lograr este objetivo mediante la reducción de nuestro consumo de agua, comprando productos agrícolas locales y sostenibles; y apoyando políticas medioambientales responsables. Trabajemos juntos por un mundo más verde y sostenible. ¡Feliz Día del Medio Ambiente 2024!