El 2 de octubre de 1869 nació en Portbandar, India, uno de los personajes más influyentes de la historia: Mahatma Gandhi. Por ello, hoy el mundo celebra el Día de la No Violencia, una fecha para recordar que la violencia no es el camino y que la cultura de la paz, la tolerancia, el respeto y la comprensión son las herramientas que permiten la construcción de un mundo más justo, inclusivo y solidario.

La no violencia: más allá de la ausencia de guerra.

La no violencia es una forma de resistencia que busca conseguir cambios políticos, sociales, económicos… pero sin llegar al enfrentamiento físico. Es una nueva forma de enfocar las relaciones humanas en la que el respeto, la justicia y la dignidad son los valores supremos frente a la confrontación y la imposición.

Esta forma de activismo no es pasiva, sino todo lo contrario. Busca conseguir un cambio real y duradero a través del diálogo, la reparación o el acompañamiento. Busca un cambio duradero a través de la educación en valores, la justicia restaurativa o la mediación comunitaria. En definitiva, es una forma de combatir la violencia en sus distintas formas demostrando que los seres humanos, somos capaces de poner el diálogo y la paz en el centro de nuestro tejido social.

Comprometidos con la construcción de comunidades no violentas y justas.

La violencia no es siempre visible a nuestros ojos, sino que se esconde en realidades muy duras como la falta de oportunidades, la exclusión social o el hambre. Por eso, los proyectos que desarrollamos junto a las Compañía de las Hijas de la Caridad y la Congregación de la Misión, ponen a las personas en el centro. La búsqueda de una educación calidad o de una atención sanitaria universal a través de proyectos como los que realizamos en nuestra ONGD, son semillas que ayudan en la consecución de este objetivo. Romper el ciclo de la pobreza y de la violencia son clave para construir las sociedades del futuro.

La construcción de estas sociedades comienza en nuestro entorno más cercano: en cómo tratamos a los demás o en cómo resolvemos nuestros problemas. Si somos capaces de utilizar la escucha, el respeto y la cooperación como nuestras herramientas, seremos capaces de transformar nuestras familias, nuestras comunidades y nuestros barrios. Por ello, queremos que este día nos recuerde la importancia de trabajar juntos por la paz, siendo esta el camino. ¡Juntos, podemos!