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Como cada año desde el 2017, la Iglesia celebra la Jornada Mundial de los Pobres, una fecha en la que la Iglesia pone el foco en los más vulnerables. Este año es especial, pues coincide con el año jubilar de la esperanza, y así nos lo recuerda el lema: “Tú, Señor, eres mi esperanza” (Sal. 71).
La pobreza en el mundo: cifras que asustan.
Se ha estimado que durante este año 2025, más de 800 millones de personas vivían en situación de pobreza extrema. Esto supone que viven con menos de 2 dólares al día, según la valoración de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Además, casi 3.000 millones de personas viven con entre 3 y 8,3 dólares diarios, lo que es evidentemente insuficiente para poder llevar una vida digna.

El Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicó el pasado mes de octubre el informe de 2025 para el Índice de Pobreza Multidimensional. Según este, 1.100 millones de personas en el mundo viven en situación de pobreza multidimensional, es decir, no solo viven con una falta de ingresos, sino que también carecen del acceso a servicios básicos como la sanidad, la educación o el agua potable. La crisis climática solo agrava situaciones como esta, de hecho 800 millones de esos 1.100 millones de personas en pobreza multidimensional, viven en regiones muy expuestas a situaciones climáticas extremas derivadas del cambio climático. El Asia Meridional y África Subsahariana son las zonas más afectadas por esta situación.
El IX Informe FOESSA, radiografía de la situación en España.
Entre el 11 y el 12 de noviembre, la Fundación Foessa y Cáritas Española han presentado el IX Informe sobre Exclusión y Desarrollo Social en España 2025. Los datos que arroja este documento son muy preocupantes: un 19,3% de la población española se encuentra en exclusión social, siendo el 8,8% el que se encuentra en exclusión severa. Las ciudades autónomas de Melilla y Ceuta junto a la comunidad canaria son las zonas de España que presentan un mayor porcentaje de exclusión social. Estos datos suponen que menos de la mitad de la población española se encuentra integrada de forma efectiva y completa en la sociedad.
La pobreza según el rango de edad también arroja unos datos que asustan. Los menores de edad (niños y adolescentes menores de 18 años) sufren una tasa de pobreza del 29%, el mayor de todos los rangos de edad medidos. Además, los jóvenes se ven muy afectados por la precariedad laboral, en general acceden a empleos y salarios peores que personas de más edad. Por desgracia, todo esto indica que serán la primera generación en décadas que vivirá peor de lo que lo hicieron sus padres.
Mensaje del Papa León XIV, un llamado a la esperanza.
Ante situaciones tan duras como las descritas, la Iglesia se pone del lado de los más vulnerables. Este año, al coincidir con el Jubileo de la Esperanza, nos invita a “crear nuevos signos de esperanza que testimonien la caridad cristiana, como lo hicieron muchos santos y santas de todas las épocas”. Esta es la esencia de la comunidad cristiana y nos anima, en un mundo complejo y muy cambiante, a devolverle la esperanza al mundo. Nuestra esperanza nace en situaciones difíciles y complejas pero no es un medio de evasión, sino que nos sostiene y moviliza.
León XIV recalca que, como cristianos, nuestra respuesta debe ser estructural y justa. Esta se traduce a través de hospitales, escuelas, centro de acogida o apoyando políticas públicas que busquen luchar contra la desigualdad: “El trabajo, la educación, la vivienda y la salud son las condiciones para una seguridad que nunca se logrará con las armas”.

Este mensaje es una guía para todas y todos los que trabajamos en el tercer sector por la justicia social. Nos anima a no acostumbrarnos a la injusticia: “la pobreza tiene causas estructurales que deben ser afrontadas y eliminadas”. Es un recordatorio de que nuestra fe pide que concretemos nuestro compromiso en acciones e iniciativas concretas que sean capaces de transformar realidades.
Comprometidos en la lucha contra la pobreza y la exclusión social.
Durante los 20 años que llevamos trabajando, en COVIDE-AMVE estamos comprometidos con las comunidades más vulnerables del planeta. La pobreza, tal y como la entendemos, no es exclusivamente falta de recursos, sino una vulneración de derechos. Nos situamos siempre al lado de los que viven estas realidades en ámbitos como la salud o la educación.
A través del apoyo que brindamos a los proyectos de las Hijas de la Caridad y los Misioneros Paúles de España a lo largo del mundo, conseguimos transformar la vida de las personas. Juntos, apostamos porque la educación sea motor de cambio, la salud sea un derecho universal, por el derecho a una nutrición completa y saludable o por el derecho a un trabajo digno que sea la vía de la inserción socioeconómica que rompa, por fin, el temible ciclo de la pobreza.

Este 2025, hemos:
- Hemos ayudado al desarrollo de las comunidades tribales de Christnagar, India, a través de la alfabetización digital de los jóvenes de la zona.
- Hemos apoyado el acceso a la salud y al bienestar de las comunidades ribereñas de Cametá con una energía limpia.
- Hemos mejorado la calidad de vida de las comunidades de Kibala a través del acceso seguro a servicios esenciales de salud y educación.
Tú eres el agente de cambio más potente.
La lucha contra la pobreza no depende únicamente de grandes instituciones, gobiernos o organismos internacionales. También se construye, día a día, a través de los pequeños gestos de personas como tú, que deciden mirar la realidad con compasión activa y convertirse en parte de la respuesta. Cada acción —por sencilla que parezca— tiene una fuerza enorme cuando nace del compromiso y la solidaridad.
Tú eres el agente de cambio más potente porque tu implicación transforma realidades. Cuando colaboras con un proyecto, cuando te informas, cuando compartes lo que hacemos o cuando apoyas iniciativas que promueven la justicia social, estás poniendo en marcha un movimiento que llega mucho más lejos de lo que imaginas. Tu apoyo sostiene comedores infantiles, centros de salud, escuelas rurales, programas de nutrición o acciones de protección a mujeres y niñas en riesgo. Tu ayuda se convierte en manos que curan, en aulas que se llenan de futuro, en familias que recuperan la esperanza. Por eso, hoy te invitamos a seguir siendo parte de este camino. Porque tu compromiso, tu solidaridad y tu esperanza son semillas de vida nueva en tantas comunidades. Tú eres, sin duda, uno de los agentes de cambio más potentes para construir un mundo más justo.
