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El pasado domingo día, 5 de mayo tuvo lugar en Beniganim (Valencia) la 28 edición del Mercadillo Solidario. M.ª Rosario Pastor March, voluntaria de San Vicente de Paúl, nos cuenta como fue este clásico encuentro de la primavera en la localidad valenciana:
Todo comenzó en 1996 por iniciativa de las Hijas de la Caridad, especialmente por Sor Martina Muñoz, quien revivió el Voluntariado Vicenciano ya decaído y estuvo al frente mientras su salud se lo permitió. En 2010 las Hijas de la Caridad dejaron la casa de Beniganim, Sor Matilde Mira se quedó muy cerca, en Alcoy, y continuó con nuestra formación mensual hasta su fallecimiento en 2016. Sor Mercedes Gómez que también se había quedado en Albaida, población cercana a Beniganim, pero por muy poco tiempo debido a su avanzada edad. Todas las Hijas de la Caridad supieron transmitirnos muy bien el espíritu Vicenciano a las Voluntarias y demás familia Vicenciana, por eso año tras año seguimos adelante con la misión que se nos encomendó.
Cada año pedimos un proyecto a COVIDE – AMVE para las Hijas de la Caridad en misiones y, si no podemos costear todo, colaboramos con lo que podemos. Este año nuestro proyecto va destinado a las Hijas de la Caridad en PARRAMOS (Guatemala) para colaborar en la creación de una Cooperativa “RENACER” en apoyo a la generación de ingresos para mujeres y jóvenes afectados por la erupción del volcán en 2018 teniendo así un medio de vida.
Cuando ya tenemos el proyecto, enviamos cartas a las empresas y comercios del pueblo y de los pueblos vecinos que año tras año colaboran desinteresadamente. Les informamos del proyecto escogido y así ya van preparando sus donaciones para cuando pasamos a recogerlas.
Organizar un mercadillo lleva muchísimo trabajo y tiempo, pero la coordinación entre las voluntarias hace posible que todo salga bien. Cuando llega el primer domingo de Mayo (día de la madre) la plaza mayor del pueblo se convierte en un gran mercadillo. Aunque damos difusión en radio, prensa, redes sociales, etc., la gente del pueblo y pueblos vecinos ya saben el día y esperan con ilusión el evento para poder hacer realidad el proyecto de cada año.
Es ya una costumbre acudir a primeras horas de la mañana, unos a tomar el típico chocolate con buñuelos que allí mismo se elaboran, otros bocadillos, café, leche, refrescos, etc. Durante toda la mañana la plaza está repleta de gente, ya que se pueden encontrar infinidad de productos como dulces artesanos (que allí mismo se elaboran) merengues, buñuelos, las típicas “orelletes”, empanadillas, gran variedad de otros dulces y tortas surtidas que nos traen muchas personas desinteresadamente . También artículos de plástico, vidrio, juguetes, plantas, flores, regalos, menaje, ropa, bolsos, productos de droguería, ropa de bebe, ropa de hogar, colchas, sabana, toallas, labores y jabón artesano elaborado por las Voluntarias…
Muchos nos preguntan ¿Por qué trabajamos para enviar el dinero tan lejos? Está claro que también aquí hay necesidades, pero afortunadamente funcionan los Servicios Sociales, Caritas y demás instituciones que, más o menos, van solucionando los problemas que algunas familias les van surgiendo.
Allí donde van nuestros esfuerzos no hay NADA, aquello es el mal llamado tercer mundo. La mayoría no conocemos la miseria de aquellos países donde va destinada nuestra ayuda. Solo tienen para remediar parte de sus necesidades a las Hijas de la Caridad, quienes como ángeles ayudan con su trabajo, sus desvelos y su amor a todos los necesitados.
Toda esta cadena solidaria es posible gracias a la ayuda de todos. Los que aportan sus donaciones, las personas que hacen sus compras, todos los que ese día nos ayudan, incluso familias enteras ya que las voluntarias somos un grupo reducido y no podríamos realizar todo el trabajo.
Como todos los años la solidaridad ha sido muy grande y se han recaudado 11.541 €.
Nuestra ayuda también llega a tres niños del tercer mundo que tenemos apadrinados, colaboramos también en el proyecto “pan y Malaria”, fondo de solidaridad y otras colaboraciones.
Ojalá las Voluntarias de San Vicente de Paul podamos, por muchos años, seguir trabajando para ayudar a cubrir en parte las necesidades de personas desfavorecidas que están a cargo de las Hijas de la Caridad. Es la tarea y la misión encomendada. El voluntariado Vicenciano siempre está al servicio de los más necesitados.