A continuación os dejamos una noticia enviada por el Padre Agustín Alonso, Misionero Paúl, y Sor Teodora Delgado, Misionera Hija de la Caridad que viven la situación de dolor que atraviesa Madagascar.

En primer lugar, deciros que, desde los lugares de Misión en la isla, nos lanzan un SOS porque están viviendo una hambruna dura y persistente.

En todas partes de la isla la mayoría de las personas viven en condiciones difíciles. El extremo sur se encuentra en una situación especialmente crítica, no solo por el coronavirus, que ha hecho que muchas personas pierdan su trabajo, sino sobre todo por la sequía que ha sido un gran problema durante años.

La población siempre ha sufrido escasez de alimentos que se ha visto agravada en los últimos años por el cambio climático. Sin temporada de agua, que ya se prolonga en años, los cultivos alimentarios han escaseado, mientras que el ganado, cabras y aves de corral se mueren de hambre, los cebúes se encuentran famélicos, tirados por los caminos famélicos y sin fuerzas para andar y sobre todo las personas sobreviven comiendo una mezcla de ceniza y tamarindo(botagne) para satisfacer el hambre. Los niños, en estado de desnutrición. No hay donde encontrar comida…

El hambre es mala consejera y produce robos con armas blancas y de fuego, hay mucha inseguridad tanto en las ciudades como en las zonas rurales.

En este Adviento, que estamos viviendo, me parece oportuno que al pensar en nuestra “llegada” a Belén, podamos contemplar a ese NIÑO, que nace y/o vive cargado de necesidad, de hambre, haciendo que nuestro corazón empatice de tal forma con él que nos demos y le ofrezcamos algo de lo que nosotros y nosotras tenemos.

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