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El miércoles por la tarde, los Padres Paules de España nos comunicaban el fallecimiento del Padre Fermín Maroto, misionero CM en Madagascar, a la edad de 81 años. Estuvo 57 años dedicado plenamente a su labor misionera en la isla africana. Tenía un profundo compromiso con la misión hasta el punto de dar su vida por ella.
Una vida dedicada a la misión.
Fermín Maroto nació en 1942 en la localidad de Tapia de Villadiego, Burgos. A los 8 años sintió la llamada a hacer el bien y a ayudar a los demás. Por ello, quiso ser misionero, muy influido también por un tío suyo que era misionero en la India. El 25 de septiembre de 1958 entra en el Seminario de los Padres Paules en Hortaleza (Madrid), para ser sacerdote y misionero. Tras este periodo de estudio y preparación, cogió un barco en la ciudad francesa de Marsella y viajó durante más de 20 días hasta la isla de Madagascar en 1967. Durante los 3 primeros años, estuvo solo en el distrito al que fue encomendado. Se dedicó a conocer a las gentes, la cultura y la lengua de la zona, así como las necesidades de las comunidades que la habitaban. Una de estas necesidades fue el cuidado de los enfermos de lepra, siendo los Padres Paules y las Hijas de la Caridad primeros en realizarla en la isla.
Entre estos enfermos, se encontraban jóvenes de entre 13 y 15 años, a los que el Padre Maroto y sus compañeros de misión se encargaron de cuidar: crearon una escuela -internado, les dieron formación… A los dos años estos jóvenes estaban curados y eran capaces de incorporarse a sus comunidades con perspectivas de un futuro mucho mejor. Durante estos primeros años fue capaz de construir 120 escuelas con los fondos de Padres Paúles, con las que pudo iniciar su labor educativa y evangelizadora. Con COVIDE-AMVE realizó varios proyectos para la construcción y reforma de escuelas e internados, así como proyectos de ayuda humanitaria. Él, junto con el resto de Padres Paules de la zona, de los primeros en avisar de la hambruna que se cernía sobre Madagascar en 1991.
Un trabajador incansable, ilusionado e idealista.
El Padre Marcelino Mayor, CM, que estuvo con él en Ambovombe-Androy, le recuerda como “un gran trabajador, con mucha ilusión siempre, idealista, para él todo era posible. Era un buen predicador que se entregó totalmente por la misión”. Una entrega que le hizo, como contaba él mismo en una entrevista que le realizaron hace un año en Castilla y León Televisión, encadenarse para liberar una familia en la que, algunos de sus miembros, tenía lepra. También llenó el patio de la misión de bueyes de los ganaderos de la zona para evitar que se los robaran los bandidos. Para el Padre Marcelino,, “será todo un modelo para los sacerdotes jóvenes y todas las personas que trabajaron con él en Madagascar.”
Seguro que, desde la misión del cielo, sigue trabajando por el país al que dedicó su vida. Como dijo en una entrevista realizada en el año 2018 por Lebrija TV: “Si comparamos el estado de bienestar de aquí, con el estado de bienestar allí, todavía queda mucho que hacer.” Muchísimas gracias por todo lo que has hecho por los más vulnerables de Madagascar. ¡Te echaremos de menos!