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A principios del mes de febrero, la delegación de COVIDE-AMVE en Valladolid encabezada por su delegada, Sor Cristina Pastor, organizó una cena solidaria con el objetivo de recaudar fondos para la misión de las Hijas de la Caridad en Venezuela. A través de todos los miembros de la familia vicenciana en la capital vallisoletana (Compañía de las Hijas de la Caridad, Congregación de la Misión, Asociación Internacional de la Caridad (AIC) y Asociación de la Medalla Milagrosa (AMM)) y todos sus voluntarios, se realizó este evento solidario. Sor Cristina, nos cuenta como se desarrolló en esta extensa reseña y un precioso video.
CENA PARA QUE OTROS COMAN
El pasado 9 de marzo, nos reunimos en la Residencia Universitaria Labouré (Valladolid) en una emotiva cena con un propósito claro: recaudar fondos para mejorar la nutrición de niños en el colegio Santa Luisa que las Hijas de la Caridad tienen en Caracas, Venezuela, ubicado en uno de los barrios más vulnerables del país. A través de esa cena, que fue toda donada, y la solidaridad, este evento no solo sirvió para generar recursos esenciales, sino también para sensibilizar a los asistentes sobre la importancia de la alimentación en el desarrollo infantil, en esos lugares en donde no tienen la suerte de poder llevarse comida a la boca, con tan solo abrir un armario de su cocina, como haríamos nosotros.
La desnutrición infantil es un problema grave en esa zona, afectando al crecimiento, salud y rendimiento escolar, que muchas veces se ve abandonado, por intentar conseguir algo que comer.
Cada aporte recibido representa una esperanza para estos niños, ayudando a garantizar que puedan acceder a una alimentación más equilibrada y saludable.
Desde COVIDE – AMVE de Valladolid, se hizo la propuesta a la familia vicenciana, que fue acogida con mucha ilusión y con la cual, se hizo posible gracias al esfuerzo conjunto de las Hijas de la Caridad, AIC, FMV, AMM, Padres Paules y el apoyo de voluntarios comprometidos con la causa. Desde el inicio, el objetivo fue claro: crear un evento especial donde la comunidad pudiera unirse para ayudar a los niños de allí, pasando un rato agradable, compartiéndolo con otras personas que quizás tampoco conocíamos.
Cuando leí el proyecto, me impactó leer uno de sus objetivos, que es el formar a alumnos y alumnas críticos provenientes de sectores de escasos recursos para hacerlos partícipes activos en la construcción de la nueva Sociedad Venezolana. Yo les hablaba en el inicio que parecía un poco difícil, pero hay que intentarlo, al igual que intentamos lo de la cena y no sabíamos si iba a apuntarse mucha gente o poca, pero probamos y al final, no tuvimos asientos necesarios para todas las personas que les hubiera gustado asistir. Participaron de otra manera, porque al final lo importante es la sensibilización y que lleguemos a tocar los corazones de las personas, para que entre todos podamos ir cambiando un poco, a mejor, esta sociedad.
La idea surgió de una cena en la que participé, cuando estaba en un pueblo destinada y me pareció una idea tan buena, en la que participaban vecinos del pueblo y se compartía un rato muy agradable, que pensé que alguna vez tendría que intentar hacerla en otro lugar. Deciros que siempre tuve el sueño de poderlo hacer y este año se hizo realidad, pero no por conseguir realizarlo, sino por juntar a personas diversas e intentar hacer pasar una velada agradable y encima de eso, solidaria, en la que hemos podido sacar un dinerillo para ayudar a los demás.
Tenemos la suerte de tener una casa con un comedor grande en el que pudieron cenar 80 personas, que esto es muy importante. También el tener el respaldo de las Hermanas de tu comunidad y de las dos comunidades que viven en ese edificio, fue fundamental. Sin su ayuda y labor, no hubiera podido salir adelante, ya que detrás de la cena, había que poner el comedor, a todo detalle, con manteles y todo; poner unos entremeses, cada uno en su platito; el ir fregando todos los platos que se iban retirando de las mesas. Esa labor que no se ve y que igualmente es importante, al igual que el facilitarte las cosas. Solo me sale el darles las GRACIAS, por toda la paciencia y esfuerzo que han tenido y que han puesto. No se me puede olvidar, nuestra cocinera Sor Juana, que, con sus tortillas, sopa castellana y caldo, han dejado a los comensales, más que satisfechos. También a las personas, que voluntariamente, han llevado sus tortillas, llenas de cariño, para compartir con los demás. Así, granito a granito, se ha podido hacer un montoncito para el fin que nos propusimos. Las panaderías que nos donaron el pan, la frutería, una pastelería, la verdad es que podemos estar más que satisfechas por la colaboración de tantas personas que han colaborado en esta cena.
Después de una suculenta cena, vino otro momento para disfrutar jugando al bingo misionero.
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Las risas fueron un elemento que resonaba muy a menudo y más cuando alguien cantaba línea y se podía seguir cantando tantas líneas, como premios teníamos para repartir, hasta que se siguieron cantando bingos, hasta agotar sus premios. Una partida inusual, que fue súper divertida en la que casi todos, pudieron tener su premio. En todo momento el ambiente fue muy bueno, en el que la fraternidad se respiraba por cada costado. Los participantes quedaron tan contentos, que hacían una petición: volver a repetir este tipo de actos, más a menudo. Que mejor recompensa se puede pedir, al finalizar la cena, que todos se marchen a sus casas con esa alegría.
Seguro que las hermanas que llevan allí ese proyecto, se alegrarán de poder continuar su labor en ese colegio y ver crecer a esos menores por los que están entregando sus vidas.
Muchas gracias a todos y por supuesto que se repetirá.
Sor Cristina Pastor, delegada de COVIDE-AMVE en Valladolid.