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Hoy, en la sede nacional de COVIDE – AMVE, hemos tenido visita desde Venezuela. Sor Ramona, misionera HC en el país, está de vuelta en España después de varios años de duro trabajo con las personas más necesitadas. Su llegada nos ha llenado de emoción y alegría, no pudiendo dejar pasar la oportunidad de que nos contara como se encuentra su comunidad allí y cuáles son proyectos que está realizando. Esto es lo que nos ha contado:
PREGUNTA: Bienvenida Sor Ramona, ¿Qué tal estos primeros días en España? ¿Has notado mucha diferencia respecto a Venezuela?
RESPUESTA: Pues muy bien, de ensueño. Lo primero que tuve que hacer fue dormir porque el cambio de hora y todo eso le deja a uno… Pero bien, muy bien.
La diferencia la he notado en varias cosas, por ejemplo, el tráfico. Aquí sabes que puedes pasar tranquilamente por un “rallado”, (un paso de cebra como decimos aquí) allí no, tienes que mirar para todas partes porque sino te llevan por delante, nadie para.
P: ¿Cómo, cuándo y dónde sentiste la llamada para ser hija de la caridad y dedicar tu vida a los más necesitados?
R: Desde pequeña me llamaba mucho la atención cuando veía una monja o un cura, siempre se me ocurría: ¿qué pensarán? ¿cómo será esta gente? Luego ya conocía a unas hermanas y ya empecé a pensar que eso era algo que merecía la pena.
A los 15 años me confirmé, soy de las que se confirmó de pequeñita, y ahí en la confirmación, sentí un poco más de fuerza. A los 18 años me fui para no volver, aunque nadie se lo creía.
P: ¿Cómo describirías el trabajo que realizáis en tu comunidad en Venezuela?
R: Mi trabajo desde que llegué allá ha sido muy distinto. Primero estuve con madres adolescentes, después estuve en una residencia de ancianas, luego estuve un tiempo con drogadictos y alcohólicos (en España ya había trabajado 10 años en proyecto hombre, así que sabía de que iba la historia) y, últimamente, llevo un año y pico en la comunidad de un colegio como enfermera, porque no soy maestra. Además, estoy de Hermana Sirviente llevando la comunidad.
P: ¿Cuáles son los principales desafíos a los que te enfrentas en tu labor misionera?
R: El profundo contraste que existe en Caracas, que es donde yo resido ahora. Puedes encontrar comercios de todo tipo, tanto en comida como en aparatos lo más sofisticado, junto con lugares en los que hay una profunda pobreza. Es un contraste muy fuerte entre quien puede y quien no puede.
P: ¿Han evolucionado estos desafíos o las necesidades de tu comunidad a lo largo de estos años?
R: Si, yo cuando llegué hubo un tiempo en el que estaba mucho más difícil. Hubo unos años en los que había mucha escasez y teníamos que hacer cola para conseguir lo más básico. Luego hubo este cambio, que bueno, hay de todo pero no todos pueden acceder.
P: ¿Cuáles son los principales proyectos que realizáis en Venezuela? ¿Algún nuevo proyecto que tengáis en mente?
R: En Venezuela solo tenemos 7 casas, dos de ellas son colegios donde se trata de dar una educación y preparación de calidad. Entre nuestros nuevos proyectos queremos mejorar y arreglar una serie de cosas como el salón de actos (donde realizamos reuniones, trabajos con los muchachos, se presta a otras asociaciones que no tienen…) que no está en muy buenas condiciones puesto que hemos tenido problemas con la cubierta (ya solucionados) que han dejado dañado la parte interior del techo. Otro espacio es el aula de informática, en la que queremos renovar los ordenadores y el mobiliario de la sala.
También tenemos otro de alimentación: “Niño con hambre no tiene futuro”. Hay muchos niños que llegan al colegio y no tienen una alimentación saludable, así que les preparamos un desayuno fuerte y una merienda a media mañana que lleve proteínas, que es lo que no tienen en su casa, y cuando no hay clases se ayuda a las familias para que puedan comer.
P: ¿Cómo transmitís el mensaje vicenciano en vuestra comunidad?
R: En nuestros colegios se da la formación religiosa enfocado al mensaje vicenciano. Se trabaja, sobre todo, en las fiestas de San Vicente, Santa Luisa, las navidades… Queremos que vean a Dios en todas las personas.
P: Por último, ¿qué mensaje te gustaría transmitir a todas las personas que apoyan este tipo de proyectos? R: Lo primero, darles las gracias, y lo segundo que no se olviden de nosotros por la necesidad sigue y va a seguir todavía más, porque de momento no se ve solución. Entonces en lo que puedan, que nos echen una manita y nosotras seguiremos intentando que aquello marche.