Cada 1 de marzo se celebra a lo largo de todo el mundo el Día Mundial de la Cero Discriminación, una fecha para recordar que todos tenemos los mismos derechos y libertades independientemente de nuestro sexo, raza, religión, opinión política o cualquier otra distinción. Bajo el lema “Nos mantenemos unidas y unidos”, la organización ONUSIDA nos recuerda la importancia que tienen las comunidades para que todas las personas afectadas por esta enfermedad sean tratadas con dignidad y respeto.

El problema del VIH en el mundo.

En el año 2023, casi 40 millones de personas vivían con VIH en el mundo. De estos, cerca de 31 millones tenían acceso a un tratamiento antirretroviral, lo que supone que el 77% de las personas que viven con esta enfermedad tenía acceso a un tratamiento. Desde el año 2010, la cantidad de muertes relacionadas con el VIH ha descendido en más de un 51% (un 56% en el caso de las mujeres y las niñas, y un 47% en el caso de los hombres y los niños). A pesar de que los datos son muy positivos, todavía queda mucho por hacer en la lucha contra esta enfermedad.

El estigma social que sufren los pacientes.

A pesar de todos los avances médicos conseguidos en la prevención, la detección y el tratamiento de esta enfermedad, a día de hoy continúa existiendo un importante estigma que recae sobre las personas que sufren la enfermedad. Este estigma es, precisamente, la principal barrera que afecta al acceso de las personas a tratamientos médicos, según reconoce ONUSIDA. Además, la estigmatización también afecta al acceso a una educación de calidad, el empleo decente y la justicia.

Según el último informe de ONUSIDA, el 21% de las personas preguntadas (de los países de los que se tienen datos) afirmaba que se les habían negado servicios sanitarios por su enfermedad. Debido a esta situación, las personas con VIH tienen 2,4 veces más probabilidades de retrasar la solicitud de asistencia sanitaria hasta que están muy enfermas. Por tanto, es indispensable seguir reduciendo el rechazo social hacia estas personas para conseguir que accedan sin miedo a los tratamientos que necesitan.

Luchando por la integración efectiva de las personas infectadas en el mundo.

En COVIDE – AMVE, estamos comprometidos desde nuestros inicios con la integración de las personas con VIH en nuestra sociedad. La mayoría de ellas se enfrentan a condiciones sociales y familiares que complican aun más su situación. La Compañía de las Hijas de la Caridad y la Congregación de la Misión se encargan de ayudar a solventar estos problemas.

En San Pedro de Sula, Honduras, el proyecto Puerta Abierta lleva trabajando para ofrecer una vida sana a las personas que viven con VIH y sus familias desde hace 25 años. Gracias a la Asociación de Padres Paulinos de Honduras y las actividades que realizan, como visitas domiciliarias, desplazamiento a centros de salud o campañas de sensibilización sobre la enfermedad, han conseguido mejorar la vida de estas personas.

En Chokwe, Mozambique, la Compañía de la Hijas de la Caridad trabaja por proporcionar bienestar a las personas que viven con VIH y tuberculosis. El proyecto busca reducir la mortalidad de la población que vive con esta enfermedad y que, en la actualidad, asciende al 11% de las personas ingresadas en el hospital de la zona. Para ello, se mejorará la salud alimentaria de los ingresados, se mejorará su adhesión a los tratamientos de antirretrovirales y se sensibilizará a la población para que lleven una vida sana.